Nueve grandes empresas farmacéuticas han anunciado que no van a someter a la aprobación del regulador estadounidense ninguna vacuna contra el Covid-19 hasta que hayan cumplido todos los procedimientos de pruebas clínicas. Las iniciativa es un claro ‘no’ a la política del Gobierno de Donald Trump de tener una vacuna en marcha lo antes posible – en particular, antes de las elecciones del 3 de noviembre -, aunque eso sea a costa de no llevar a cabo todas las pruebas necesarias.
La actitud de las empresas parece motivada tanto por el riesgo para su reputación de una vacuna que no funcione o que tenga efectos secundarios desconocidos como del hecho de que, si eso sucediera, probablemente ninguna otra vacuna contra el coronavirus sería aceptada por la opinión pública. Dada la proliferación de teorías conspiratorias sobre el virus, y la actividad de los ‘antivacunas’ – los grupos que, sin ninguna evidencia científica, atribuyen a las vacunas todo tipo de enfermedades – la decisión de las empresas no ha causado sorpresa.
La carta está firmada por los consejeros delegados de las compañías líderes en la investigación de la vacuna: la sueco-británica AstraZeneca, la británica GlaxoSmithKline, la francesa Sanofi, la alemana BioNTech, y las estadounidenses Pfizer, Moderna, Johnson and Johnson, Merck, y Novavax. Se trata de prácticamente el ‘quién es quién’ de las empresas que lideran la investigación en Occidente en la búsqueda de una vacuna contra el coronavirus. Su valor en bolsa combinado es de 1,2 billones de dólares (un billón de euros), casi tanto como toda la producción de bienes y servicios de España en un año.
De esas empresas, las líneas de investigación de Moderna, y la desarrollada conjuntamente por Pfizer y BioNTech, son las que están más avanzadas. Ambas se encuentran en la Fase 3, en la que se prueba la vacuna con decenas de miles de personas de continentes diferentes. Eso significa que a finales del mes que viene podría haber resultados fiables, aunque, en el caso de que éstos fueran positivos, eso no implicaría que las dosis fueran distribuidas de manera inmediata.