Las expectativas de una vacuna frente al Covid-19 que permitiera recuperar la normalidad eran muy altas cuando la pandemia empezó a expandirse hace un año. Desde que comenzaron a conocerse los primeros estudios la pasada primavera, las acciones de farmacéuticas y biotecnológicas implicadas en el proceso se dispararon, a pesar de que las grandes pharmas no dependen tan solo de esta vacuna como sí le sucede a firmas como BioNtech. Sin embargo, los retrasos en la aprobación o el incumplimiento del suministro han producido una avalancha de ventas de sus títulos desde finales de 2020.
Las más perjudicadas han sido Sanofi y GSK, que han cedido un 10% y un 25%, respectivamente, desde enero del año pasado. La alianza entre la firma francesa y la farmacéutica británica perdió el interés de los inversores al revelar que su vacuna ofrecía una baja respuesta inmunitaria entre los ancianos. Tras este contratiempo, Sanofi anunció que volvería a la fase dos de los ensayos, cuyos resultados no se conocerán hasta mayo, por lo que podría no llegar al mercado hasta finales de año.
Aunque el castigo en Bolsa no ha sido tan contundente, el incumplimiento de las dosis prometidas en la UE de la estadounidense Pfizer y la británica AstraZeneca les han llevado a unas caídas del 2,6% y 5,5%, cada uno, desde principios de 2020.
Los títulos de la primera tocaron los 42 dólares días antes de ser aprobada pero poco después comenzó su caída por los problemas de suministro. Hasta el 9 de diciembre, registraba una subida en el año del 19%. Desde entonces, en menos de tres meses, ha caído un 18% pese a producir la vacuna con mayor eficacia demostrada hasta la fecha.
El caso de AstraZeneca ha sido aún más controvertido por las implicaciones políticas del Brexit y las dosis suministras a Reino Unido frente a la UE. Además, los ensayos realizados en mayores de 65 años no han sido lo bastante amplios como para establecer el nivel de eficacia en la considerada población de riesgo. Esto ha hecho que, aunque hayan llegado dosis, no se estén administrando en su totalidad. Según UBS, los países podrían estar esperando a tener más datos o vacunas cuya eficacia haya sido probada frente a las nuevas cepas para evitarse “vacunar dos veces”.
Pero no todo han sido malas noticias. Novavax, cuya vacuna está previsto que se apruebe en mayo, se ha disparado un 4.300% desde principios de 2020 debido a su pequeño tamaño –tiene una capitalización de 12.700 millones de dólares– y la baja diversificación de su negocio, que hace que las vacunas sean su puerta de entrada a un sector de grandes competidores. Lo mismo le ocurre a BioNTech –con un valor en Bolsa de 23.000 millones de dólares– que suma un 185% desde enero de 2020 pese a las caídas de su socio Pfizer –con una capitalización de 192.000 millones.
También en el lado de las ganancias, Moderna se revaloriza un 610% en los últimos 15 meses, y CureVac suma un 415% desde agosto, cuando debutó en Bolsa, aunque su vacuna está aún en la fase tres de los ensayos clínicos y se desconoce cuál será su eficacia.